Guerra Mundial Z despierta furor por el universo de los no-muertos
Guerra Mundial Z ha dirigido la mirada de Hollywood hacia los zombis, y nosotros lo celebramos con una selección de 15 títulos que marcaron un antes y un después en este subgénero tan apetitoso. Aquí cabe de todo: zombis, no-muertos, muertos vivientes, infectados, caminantes o esclavos de un rito vudú. No importa cómo los llamemos siempre y cuando sean cuerpos putrefactos
con los miembros mutilados, andar errante (o meteórico) y ganas
incontenibles de comerse nuestros cerebros e intestinos. ¿Te apuntas al
banquete?
El regreso de los muertos vivientes (1985)
Dan O'Bannon, al que muchos conoceréis por coescribir el guion del primer Alien,
debutó tras las cámaras con esta comedia tan cafre como descacharrante
que rinde homenaje al título seminal de Romero. Impregnada de ese
sentido lúdico y cachondo que tenía el cine ochentero de terror más
desinhibido, O'Bannon propone un juego muy simple: los zombis quieren
desayunar, comer y cenar cerebros, y los pobres humanos deben resistir
como sea. Simple y efectivo, porque la idea dio para cuatro capítulos
más y decenas de chistes de bar.
Re-Animator (1985)
Otro genio de los ochenta capaz de unir sarcasmo y tripas fue Stuart Gordon, que formó un dúo inolvidable con Brian Yuzna
en varias películas de culto para los fans. La más redonda es
Re-Animator, que retrata los esfuerzos de un científico iluminado por
reanimar cadáveres en un depósito de la Universidad Miskatonic.
Cadáveres a los que inyecta un líquido fluoroscente capaz de
convertirlos en máquinas de devorar carne fresca (y casi siempre
femenina). Yuzna se encargó de las dos secuelas: La novia de Re-Animator (1989) y Beyond Re-Animator (2003).
La serpiente y el arco iris (1988)
En sus días de gloria, Wes Craven tenía la virtud de
reinventar cualquier género que pasaba por sus manos. No defraudó cuando
exploró el mito zombi en esta magnífica película que indaga en las
raíces haitianas del no-muerto animado por ritos vudú. Un imberbe Bill Pullman
interpreta a un científico que viaja hasta Haití para investigar las
propiedades de una sustancia insólita. Allí descubre con fascinación y
horror los secretos de una tradición centenaria que comunica la vida y
la muerte. Ojo a la novela de Wade Davis en que está inspirada la película.
Braindead (1992)
Ni elfos, ni enanos, ni gaitas. Para muchos, el mejor Peter Jackson
era aquel jovenzuelo barrigón y barbudo que se entregaba a los placeres
del gore más explítico y sarcástico en los inicios de su carrera.
Muchos recordamos como si fuera ayer el día que alquilamos en el
videoclub Tu madre se ha comido a mi perro (su
descriptivo título en castellano) y descubrimos que los intestinos
podían ser un arma arrojadiza. Legendario su clímax final entregado a
los mil y un usos de una cortadora de césped.
28 días después (2002)
Amado y odiado a partes iguales, Danny Boyle salió de
las sombras de una carrera estancada con la que muchos consideran la
primera cinta de zombis-infectados postmoderna. A saber: un presupuesto
generoso, gore light, zombis que corren como atletas con doble ración de
EPO y una puesta en escena apocalíptica muy vinculada al sentimiento
depresivo post-11S. Quizá el final desmerece el conjunto, pero es
indudable la capacidad de Boyle para mantenernos en tensión y agarranos a
la vida. La secuela dirigida por Fresnadillo es incluso mejor.
Resident Evil (2002)
La que pintaba como una adaptación chusca y cuartelera de la saga
homónima de videojuegos, se ha convertido con el paso de los años en una
franquicia de referencia para los amantes de los zombis de la Umbrella
Corporation. Milla Jovovich es el pilar sobre el que se
sostiene un proyecto que ha ido ganando cuerpo e interés dramático a
costa de convertir a los zombis en un espejo de nuestros propios miedos e
inseguridades. El año que viene se estrena la sexta y, aseguran, última
parte de un fenómeno muy estimulante.
Amanecer de los muertos (2004)
Echando un vistazo a su producción posterior, no es una locura asegurar que Zack Snyder
dio lo mejor de sí en esta actualización del clásico de Romero. Un
prólogo perfecto, ritmo brutal, personajes carismáticos y una abrumadora
puesta en escena son los mejores ingredientes de una historia salpicada
por golpes de genialidad y coronada por un final desasosegante como
pocos. El timing del body-counter es probablemente uno de los más logrados en el género durante la última década.
Muertos de Risa (2004)
Cuando el género corría peligro de ponerse demasiado grave y serio, Nick Frost y Simon Pegg
recuperaron la vena más irónica y lúdica de los zombis para redondear
una comedia que se convirtió en un clásico de culto instantáneo y en la
plataforma hacia el estrellato de sus dos icónicos protagonistas. Mítica
la escena del lanzamiento de vinilos, decidiendo qué grupos merecen
emplearse como arma arrojadiza contra un no-muerto. Zombies Party allanó
el camino para Bienvenidos a Zombieland (2009) y Juan de los muertos (2011).
[Rec] (2007)
Jaume Balagueró y Paco Plaza merecen un puesto de honor
en nuestra lista porque son responsables, sencillamente, de una joyita
del terror contemporáneo mil veces imitada. Ahora ya sabemos que los
zombis no son exactamente zombis y que el éxito de la saga ha
desembocado en alguna que otra contradicción de guion, pero [Rec] se
mantiene como un vigoroso ejercicio de acción y suspense en el que la
oscuridad es la mejor aliada de la cámara. Está pendiente de estreno la
cuarta y última parte, Apocalipsis, que recupera el hilo del film original.
No hay comentarios:
Publicar un comentario